miércoles, 22 de mayo de 2024

Corón llamaban al lugar alto donde se reunían, un manchón de robles en torno a un tejo solitario; por el oeste bajaba como avalancha el verde singular de los hayedos hasta el tajo del arroyo; una armonía que a menudo era talada o incendiada para dejar al enemigo al descubierto y mantener a toda costa el relincho altanero de las gentes libres de Vadinia

 




Hacíamos veredas

reforzadas con lascas de cinabrio, como si fueran venas

de un arriscado corazón sin amos, por ellas vino el tiempo

y se fue el miedo a la soledad, antes teníamos 

el camino de carros que lentamente se adentraba 

en una edad sombría confinada en las cumbres

con la niebla bordeando los abismos para frenar al invasor,

ellos llegaban, incendiaban y seguían camino

siempre con estupor en la mirada,

en el otoño las hojas rojas de la hayas

se perdían como una sangre más entre los troncos

de las crucifixiones y los cuervos, con su aviesa piedad 

nos ayudaban a retrasar el último bramido.

Siglos después venía un bardo, se columpiaba en nuestros símbolos

convirtiendo el dolor en cantinela.



Zona B:

Dice ahora el genocida que cualquier medida judicial en contra de él sería "un crimen de odio antisemita". Tolerar esta actitud chulesca de matón pandillero está hundiendo en el descrédito al Tribunal Penal Internacional, al no apoyar de forma unánime la denuncia de la fiscalía.


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