Tras el incendio
quedó el asombro del vacío,
la ceniza aventada fue dejando al aire
algún metal transverberado
por calenturas de fusión y alguna escoria
de corazón seráfico sumido en la pobreza residual del peltre
con su sonido a cerámica de cocimiento pobre
incapaz de alcanzar el ardor místico
que precede a la levitación.
Zona B:
De Gaza norte a Gaza sur, de ahí a Rafah; después no habrá lugar o tal vez no quede nadie que lo busque, estarán todos muertos.
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