Te reservé una silla, un lugar
de privilegio frente al fragor, fuiste elegido
por un azar de signo cómplice nacido no de hombre y mujer
sino de circunstancia, esa prostituta virgen
a la que Ortega coronó de hiedra, llegas
como uva joven, prieta y enferma del terciopelo de ceniza,
ardes estando verde, y es muy probable que tu sangre
no logre el grado de excelencia con denominación de origen,
tú, el apátrida, traidor de alcance, graduado en aquelarres
de otras aguas, escarmentado portador de cruces griegas
sin crucificado ni inscripción,
cualquier espejo da de ti noticia, se pule un mármol
y enseguida apareces tú, esgrafiado, transverberado a lo Bernini,
pasto de místicos gusanos que pasarán por todos los estados de vigilia,
quemando cera, perfumando el aire con un rumor a recital de abejas,
pero tú tranquilo, tienes reservada una plaza en el costado sur,
al lado mismo de la casilla veintitrés, donde se lee hosanna,
-con ese grito sobrevivirás aunque por dentro
corra un caudal de yeso y de veneno, quizás la sed
un día te recuerde que eres mortal, que el agua
terminará agotándose y que las nubes se habrán evaporado-.
Zona B:
El gobierno genocida y su ejército han ignorado el mandato de la ONU de detener el bombardeo de Rafah. Al mundo libre no le queda otra salida que hacer efectiva su amenaza brabucona de retirar embajadores: Aislémosles y veremos cuánto dura su actitud chulesca. El drama continua y para miles de personas esta será la última escena.
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