jueves, 30 de mayo de 2024

En otro tiempo este arroyo daba peces pequeñitos, lo mismo que el cerezo silvestre da menudas cerezas con gusano; ya no trae ni agua, si acaso esa humedad herbosa que esforzadamente nos recuerda un cauce natural donde las vacas acudían a espantar los tábanos de agosto entre los salguerales del entorno





Hoy han cortado el agua,

voraz cuchillo el que consigue que esa luz se apague,

se escucha el abanico autista del martillo pilón sobre el cemento, 

cuánto deben sufrir las azucenas que han quedado ahí

en el arriate seco tras dos semanas de calor, 

qué haremos, regar, rezar o resignarnos,

tengo aquí una manual de jardinero, perlas de abono,

no administrar en horas altas, dice, si acaso a la caída de la tarde,

Verónica se presta a recorrer las catorce estaciones

cargando con el cántaro, un viacrucis

de dolorida felicidad, oh mi martirio, mi corazón sufre en la guerra

de seis a diez, sin pausa, llegan las madres con fiambreras

y agua mineral, sus hijos estercolan con su quietud la tierra, 

sale el sol y algunas flores le disputan al césped su alimento,

suena el tam tam, una cuchara golpea en el esmalte

de una cacerola, hora de comer, se reunirá la tropa

y las anécdotas serán como aceitunas, tú qué has visto, 

era un botón dorado o una moneda, un ojo de cristal

aún con mirada o la esfera de un reloj con leontina, 

una herencia del padre y antes del abuelo, 

atado con cadena como un perro a la pana negra del dolor,

de su devoto ronronear son los recuerdos, las horas altas del vermú

o el esforzado azul de los veranos que se para y anuncia

una breve pausa para el ángelus.



Zona B:

Un estado y otro estado son dos estados, no una opresiva suela de bota militar sobre civiles asustados, no la rapiña diaria de colonos criminales, su amenaza, la connivencia del ejército invasor. Qué mal camino está tomando ese Israel venido arriba, incluso por encima de la ley.

No hay comentarios:

Publicar un comentario