Nunca llegaréis a estar de acuerdo
sobre quién tiene más derecho a ocupar el paraíso,
nunca alcanzaréis una visión común
sobre cómo debe alzarse ese lugar o cual será su nombre,
seréis vecinos sin hablar la misma lengua,
cultivaréis tierras distintas y vuestras cosechas
se harán en estaciones diferentes, bajo este mismo cielo
donde también se enfrentan vuestros dioses,
eternamente ciegos, sin dejar que el tiempo
o una fingida racionalidad
os hagan descubrir la gran mentira.
Zona B:
Israelíes, podéis seguir con el ritual de apedrear la tumba de Rebeca, de Raquel o de Sara, incluso la figura de sal de la mujer de Lot; podéis romper todos los mitos o seguir pisando suelos de costumbre, pero nunca rompáis el cordón umbilical que os alimenta, aunque no queráis reconocerlo.
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