viernes, 2 de mayo de 2025

Nadie te mira, / desnúdate y aprende / a ser tú misma.

 




En aquel tiempo

los días eran largos, sucedían cosas

inexplicables como una puesta de sol

entre los altos cúmulos de fuego y plomo, 

en las jornadas de labor voluntaria

cada vecino usaba el azadón o el hacha de podar

según el número de tierras o de animales de su cuadra, 

se atendía la hacendera o el vallado caído de la huerta,

entonces se aprendía en las afueras de la realidad

no mirando el porvenir en los reflejos

del castaño pulido de las mesas de la escuela,

ojalá pudiera podértelo contar, no con palabras

sino con miradas, nunca se aprende

del todo esa lección, la repetida cada tarde por el sol

cuando se despide de nosotros dejándonos a oscuras, 

de nuevo sorprendidos e ignorantes.



Zona B:

Sentaos cómodos, ociosos israelíes, en las terrazas de Tel Aviv, viendo la muerte llegar hasta las casas palestinas desprovistas de la marca de sangre con la que el genocida ha señalado a los condenados a ser exterminados.

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