Lo primero de todo fue el caballo,
para ir a la guerra necesitabas un caballo,
allí luchabas con soldados montados a caballo,
el caballo suplió a la heroicidad del corredor veloz
y la noticia de la victoria o la derrota
llegaban siempre a lomos de caballo,
ya no nacían más Filípides y la curvatura de la tierra
se volvía plana a uña de caballo,
cualquier anábasis dejó de mensurarse en parasangas,
estadios, maratones o jornadas con más de un sol,
yo siempre confié en el pie para avanzar,
y tardé en dejarme seducir por la pujanza
del orden nuevo de la caballería, pero acabé sufriendo
el mismo andancio del viejo hidalgo de la Mancha,
por eso acudí a Homero, a Jenofonte, a la bitácora de Ulises
intentando abarcar el mar y las etapas a pie con que la historia
ha ido nublado los voces del pasado,
y ahora que por fin tengo caballo
me exigen el bitcoin para pagar
y como no tengo esa moneda perderé el caballo,
mi lugar en el tiempo, la batalla, y hasta la razón
sin llegar a entender esta confusa nebulosa.
Zona B:
Sólo nos faltaba tener que soportar en Eurovisión al estado genocida de Israel cantándole una nana funeral al pueblo palestino. ¡¡¡¡¡QUÉ VERGÜENZA!!!!!
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