sábado, 17 de mayo de 2025

Qué le ha pasado / al idioma de viento / que me enseñaron

 




Lo primero de todo fue el caballo,

para ir a la guerra necesitabas un caballo,

allí luchabas con soldados montados a caballo,

el caballo suplió a la heroicidad del corredor veloz

y la noticia de la victoria o la derrota

llegaban siempre a lomos de caballo,

ya no nacían más Filípides y la curvatura de la tierra

se volvía plana a uña de caballo,

cualquier anábasis dejó de mensurarse en parasangas,

estadios, maratones o jornadas con más de un sol,

yo siempre confié en el pie para avanzar,

y tardé en dejarme seducir por la pujanza

del orden nuevo de la caballería, pero acabé sufriendo

el mismo andancio del viejo hidalgo de la Mancha, 

por eso acudí a Homero, a Jenofonte, a la bitácora de Ulises 

intentando abarcar el mar y las etapas a pie con que la historia

ha ido nublado los voces del pasado,

y ahora que por fin tengo caballo 

me exigen el bitcoin para pagar

y como no tengo esa moneda perderé el caballo,

mi lugar en el tiempo, la batalla, y hasta la razón 

sin llegar a entender esta confusa nebulosa.



Zona B:

Sólo nos faltaba tener que soportar en Eurovisión al estado genocida de Israel cantándole una nana funeral al pueblo palestino. ¡¡¡¡¡QUÉ VERGÜENZA!!!!!

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