Primavera lluviosa con dolor en los huesos,
estás leyendo un verso de zarzal, tapas azules y disfraz oscuro,
a pesar de la pereza te das cuenta
de que la distancia es un ser que se interpone,
tiempo enfermo y feliz el que aún asoma
entre la niebla de las cataratas -no paras de bizquear
hacia ese mudo norte de la ausencia-,
tú, robusto podador de ramas ataviado con pana montaraz,
a lomos de un caballo sin montura, fugaz como el instante
y duradero como la cicatriz del primer amor,
pero así es la vida, consolatrix a la vez que verdugo,
al final volveremos a juntarnos como ríos de cuencas diferentes
saltando orografías y pantanos, sin nada ya por aprender
ignorándolo todo,
los dedos no consiguen retener lo acumulado
y van dejando restos en la arena, excesos
del tono juvenil de aquellas voces maquilladas de negro
y el jadeo rabioso al coronar la cumbre y darse cuenta
de que no había nada al otro lado.
Zona B:
Para qué seguir con eufemismos, si la verdad puede escupirse a la cara del "civilizado" mundo occidental. Netanyahu ha afirmado con chulería imperdonable que se va a quedar de forma permanente con los territorios ocupados. Y, claro, para ello hay que completar el exterminio de los palestinos que aún subsisten.
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