Te quedaste ahí,
colgado ahí,
sufriendo ahí, crucificado,
comida para cuervos, efecto de una
evolución dañina, o no, tal vez a alguien
acabó beneficiándole,
tu llama de momento se ha apagado,
acaso seas lo que queda de una especie obturada
por su afición al riesgo que oscuramente aspira
a resucitar y vuelve luego coronada de espinas
con una herida perfumada de leyenda,
pero por ahora eres sólo página de historia,
el eslabón más fuerte de una larga cadena
a la que nadie, ni siquiera los débiles,
mostró interés por engancharse,
ahora toca esperar a ver lo que sucede
cuando el número tres cubra su espacio.
Zona B:
En Gaza ya no hay puntos cardinales, lo que ayer fue norte hoy es sur, o este, acaso el vacío de la nada. El gobierno genocida les hace deambular, cargar con los harapos de su vida y esperar a que el bombardeo de hoy apunte hacia otro lado, ese lado que ya no existe porque del cielo cae siempre fuego, como si no estuvieran ya viviendo en el infierno.
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