Cuando las emociones se abren
como canales de navegación
siempre hay unas manos
tirando de la sirga,
y es bueno ver al barco
surcar entre los trigos
amarillentos del verano,
es como segar con hoz
la espuma de las olas
o soñar con el milagro apócrifo
de harina de pescado original.
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