Se me hinchan los pies con el calor,
es una tontería pretender
sujetar uno solo todo el peso del mundo
-esa pelota ingrata, llena
de preocupaciones y desaires
que quise mantener a pulso
como los pantocrátor medievales-,
con lo fácil que parece
dejar que ruede por el césped
y de vez en cuando darle un puntapié
para que vaya lejos
y conozca otros mundos como este.
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