miércoles, 30 de marzo de 2022

de mitológicos olvidos

 


Íbamos subiendo 

la cuesta, perseguidos por la música

ondulada del cuerno,

nos esperaba arriba el dios Apolo

con su túnica naranja, 

digno de figurar en el reparto

de la fragua azul soñada por Velázquez,


pensábamos en el mediodía

con su zumbido irregular de zángano

y guardábamos en la intendencia

de la memoria los reflejos

algo oscurecidos del jarrito

de mano donde maceraban los vinagres

para templar el vicio del acero,


al llegar a la cima nos sentamos

a comentar nuestro cansancio

y a echar un trago del frescor metálico

de la cantimplora, recordando

lo que quedaba atrás y que ya nunca

volvería a viajar junto a nosotros.

Ese es hoy mi único recuerdo.



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