Obsérvate, déjalo todo
y párate a mirar cuando percibas
que los ojos ya no son la ventana
por donde la luz llega a tu mesa,
preocúpate
si la sonrisa pasa a ser un gesto
de significado reticente, si el oído
te acerca ruidos y no música o palabras,
cuando esto ocurra deja a un lado
cualquier dedicación y piensa
que algo distinto va a llegar,
sin anunciarse, tan de repente
que ni en el reloj dejará huella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario