Como el que tiene sed y busca
la musicada sombra de los pájaros
al lado de la fuente,
vengo a mirar en la apretada
escritura del musgo las canciones
desgañitadas de la guerra,
como cuando la soledad alta del pastor
presumía de su buena voz
y lanzaba al aire su quejido
para que alguien tan solo como él
le respondiera.
A él se lo llevó la nada
y nada más se supo de él.
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