y tras la guerra
alguien vendrá para abonar con música
el campo roturado, le animará a que siga
con su ciega pasión por producir cebada y trigo
entre amapolas y cizaña,
cualquier indicio de resurrección es bueno
si nos devuelve la confianza
y nos permite ver lo semejante
en lo distinto y desigual,
o incluso si nos deja pasmados ante el tono neutro
con que regresa la realidad antigua,
para eso sirve la memoria residual,
para deformar el mármol de la historia.
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