Es difícil convencer
a la palabra solitaria
para que se preste al braceo conjunto de la frase,
remar con ese ritmo de látigo y tambor no es su costumbre,
ella busca el vigor de braza libre
o el inseguro avance de la mariposa
que desaparece sin dejar estela,
entre mis dedos esa sensación del cazador
que apunta al cielo con el lápiz antes de que la pieza sea visible,
y el ronroneo de la realidad que hace nido en la nieve,
mientras las manos
siguen buscando en los bolsillos
las llaves para entrar en casa.
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