viernes, 4 de marzo de 2022

Las horas

 


Me asomo a la ventana

para apurar la huida de la luz,

así se mide el tiempo, no en segundos

sino en los grados del color,

la sangre alegre de las horas

que como gallinas silenciosas

se suben a la percha de dormir,

han agotado su discurso

y, aunque llegara el zorro,

seguirían calladas, sabedoras

de que antes de las primeras luces

un gallo impertinente

descorrerá la cremallera

para que un nuevo día 

aporte su habitual preocupación.

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