viernes, 23 de septiembre de 2022

La niebla del barroco

 



Ha sido utilizada la penumbra

para dorar de viejo las estatuas

recién sacadas del taller, ahora

están todas en fila sobre el banco

pagano del tallista, oliendo todavía a bosque 

martirizado por la gubia, con la savia

perfumando el umbral de la memoria,

unas manos orfebres las vestirán de estuco y bol, 

la lija las dejará impacientes a las puertas del color

y pasarán de ser figuras abreviadas de querubín

al lúbrico papel de sátiros,

poniendo sus impúdicas sonrisas al servicio

de una coreografía que pretende

armonizar contradicciones

entre mitologías enfrentadas.


Muy lejos, 

entre polvo de oscuras sacristías

quedan los pies rosados de una inmaculada

que no ha querido someterse

a tan nefanda mutación. 

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