viernes, 30 de septiembre de 2022

Lubos, el cantor de si mismo

 



Miro como caen las nieves del otoño,

el torrente amarillo de una sangre vegetal, 

no reglamentariamente verde y algo incómoda

por el disfraz contradictorio 

de su exhibicionismo de colores,


se ha roto el cristal, tu frente sangra

como si fuera un arbolillo con pájaro interior,

debería rasguear el aire como un arpa, 

con la intención arquitectónica

de los hilos flotantes de una araña,


o detenerme un rato a descansar pensando en ti,

llenar la cesta de boletus

y hacer que los sentidos reconozcan

la humedad de la noche al preparar la mesa

para compartir la fiebre con el pan,


no lejos se oye al cárabo,

traduce soledad y miedo al hambre, 

nadie

debería estar solo, al menos debería

poder contar consigo mismo.

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