Párate y escucha:
como si fuera un dolorcillo
de viejo, algo sin definir, llega el otoño,
a mí me suena a cobre, a los calderos
de guisar el cordero, no, la oveja vieja
que llegó cojeando hasta el moridero de septiembre,
lejos se adivina
al mensajero de la nieve,
todo en este elevadísimo lugar
es un anticipo del invierno,
al norte, por las peñas prietas
se asoma el luto blanco de la niebla,
las grajillas hacen el coro
en torno al desproporcionado buitre
ya revestido de ritual,
hemos llamado a la novena puerta, la que Dante
reservó para el sueño.
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