(Evanäscente)
Dejo escrito en el barro
lo que no quiero decir de viva voz,
daré un rodeo y tu venganza se quedará sin aire,
con esa fatiga cenagosa de la respiración
que da la angustia a los que ignoran
la debilidad de los esclavos,
después la inundación lo borrará y abrirá página
para futuras discrepancias,
qué me dices de esa cizaña neandertal que habita
los palmerales del oasis,
ellos no son hijos tuyos,
son sólo carne errante que algún día
cebará los altares donde sacias tus hambres infinitas,
viven fuera de tu poder y desafían
con su elemental naturaleza los embustes
de tu taumaturgia de feriante,
el barro de tu alfar no es mejor que sus esfuerzos
lastrados de endogamia
para sobrevivir y perpetuarse sin rendir tributo
nada más que a si mismos,
esas palabras tuyas tan enfáticas
que arañan el impío pedernal para fijarse
con saña cuneiforme en las conciencias no son prueba
de amor ni de justicia, ni siquiera de fría indiferencia,
son la marca a fuego de un dominio soez que borra
las líneas parentales y consagra
las de una caprichosa dependencia que aún no sé nombrar.
Y aún pretendes
que te amemos por esto?
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