No espero verte en la luz taciturna
que brilla en la pantalla del ordenador,
he decidido desertar lo mismo que el desierto
acorralado por los espejismos
y ya no hay pájaros o hierbas
de almizclado olor que me devuelvan
a la cordura mansa del principio,
qué será que en el aire
percibo el aleteo preventivo de la migración
y siento que las distancias me aproximan
al lado temporal de la bonanza,
no escucho nada ni percibo
los zarcillos virtuales del afecto
que en otros tiempos hormigueara
como un hervor sobre la piel,
por eso no descarto que un buen día
sin pensarlo dos veces algún dedo
todavía en activo se decida
a pulsar el botón alto de pausa.
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