domingo, 4 de agosto de 2024

Asiste como oyente a una clase de griego clásico impartida por Anne Carson; no domina el inglés y sus ojos cansados le impiden ver en la pizarra los subrayados con que va afianzando una teoría de color; se trata de saber si Homero, de conocer las amapolas, las habría aplicado el adjetivo de rojas o de negras, como hizo con la sangre de los héroes

 




Se oye una voz grasienta

que intenta parecer festiva mientras grita

eso me abre las carnes e insinúa entre dientes una sonrisa boba,

es como imaginar el hambre en los ojos de un lobo,

o hacerle señales a la desolación,

nada más se ha de lograr quitándonos de en medio,

desviando los ojos de la realidad

e intentemos pensar en otra cosa,

la voz continuará llenando de mal aliento el aire,

todas las cosas se parecen, todas la palabras

mantenidas en prisión tras una dentadura que proclama

su canibalismo terminan por oler, de nada vale 

la higiene semiológica, auguran la desbandada del sentido,

la descomposición del soporte carnal con que nos vemos

como si fuera un neopreno al que los peces mordisquean.



Zona B:

Como una maldición de la Escritura, que obliga a repetir durante siglos los errores cometidos al principio; se comienza prestando adoración a unos versículos, luego se ejecutan ceremonias que incluyen la derrama de sangre y se termina perpetuando el ciclo como manifestación de una conciencia. Ocurre en ese territorio, (la Palestina de la Biblia), donde la semilla de la guerra sigue viva a pesar del desierto. De fuera vienen ingenieros que la hacen germinar.


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