domingo, 18 de agosto de 2024

Se empeñan las campanas en sonar a celebración, estos días de agosto en los que el fuego toma casi todas la variantes de su inagotable polisemia, arden los pueblos en verbenas, con la azulada llama del alcohol, arden los montes con la ferocidad de una alimaña que no se aviene a la cautividad y arde la guerra con los peores combustibles: el odio, la injusticia y la prepotencia

 



Salí a la calle,

la respiración es una escalera mecánica

que libera de golpe a un centenar de pasajeros

con ansia de mirar el cielo azul en una ciudad de cielo negro,

me paré en la acera,

reposo es contemplar el hormiguero que hierve y se consume

sin que hacerlo incremente tu cansancio,

cualquier acera apresurada es una invitación a reposar,

entré en la librería en busca de consuelo,

más que lectura necesito que otra mirada se encuentre con la mía,

pero había una larga cola frente al punto verde de la información,

sólo pude ver las nucas medio calvas

que, según Szymborska, vio la reticente mujer de Lot

cuando se alejaba de Sodoma,

volví a la calle llevando bajo el brazo,

su librito marrón de tapa semiblanda,

la dureza mayor estaba dentro,

al contrario que ocurre con los mejillones.




Zona B;

Que Israel se ahorre los esfuerzos. Ya nadie cree que los ataques a escuelas y hospitales vayan buscando objetivos militares o células terroristas. La infamia es compartida por un gobierno de asesinos y la complacencia de quienes le toleran todo. ¡¡¡ QUÉ VERGÜENZA!!! Estáis consiguiendo que el término "judío" se asocie con el equivalente a "nazi".

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