jueves, 29 de agosto de 2024

Venden ahora un aroma bélico -olor a pólvora- para borrar las huellas de la putrefacción, debajo del escombro, con la colaboración inestimable de un millón de gusanos que han aprendido a minorar el número de los tapados por cascotes

 




Se puede ver en el bisel de la cristalera,

-el corte de diamante genera una visión abstracta-,

hay un azul y luego un oro curvo,

la casaca de gala del soldado muerto

terciada al hombro sobre una fila doble de botones,

el barbuquejo acharolado cruzándole el mentón

como si fuera una navaja de afeitar,

la recia barba le ha teñido la piel,

parece que sus labios intentaran rezar, 

una plegaria de ordenanza en el color reglamentario,

amatista otoñal susurrada en un latín castrense,

el arco iris de la paz, -a buenas horas-,

con la sangre de cinco continentes confundiendo banderas

y haciendo que se firme el armisticio

sobre el papel de barba del libros de visitas.




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