martes, 6 de agosto de 2024

En ese risco creció el caudillo Corocota; sigue en pie la flecha verde del tejo ceremonial bajo el que tomaba decisiones el consejo de ancianos y se liberaban las señales de humo para propagar noticias; con la invasión se perdió todo salvo el árbol totémico que infundía pavor a los romanos

 




Todo eso que imaginas

y que no te atreves a decir en alto,

la afrenta silenciosa que recorre tu piel con escozor de hormiga,

sabes que algo se perdió en el aire

convulsionado por tormentas llegadas de muy lejos,

no era tu aire ni tu respiración, soplaba con voluntad dañina

y nunca hablaba en un idioma conocido,

decir en alto es como blasfemar, no hay piedra que prolongue

esa escritura comentando unos hechos ya borrados,

el viaje en tren, algún desfiladero, valles

flanqueados por el miedo verde de los pinos,

algo que comentar, aunque prefieres tomártelo en silencio

mientras lees a Homero comparando sus pausados hexámetros

con el lenguaje altivo del Quijote,

usas las manos para aliviar ese dolor, 

mójate la frente y líbrate de pensamientos ácidos, 

un largo clavo fija a la madera tus tobillos en la mayor crucifixión

que imaginar pudieran los profetas, ellos sabrán, tú sigue

cultivando los símbolos, aunque en ellos

no encuentres ya motivos de credibilidad, aunque tu oído capte

el palpitar del tren en los raíles

que se pierden brillando en la distancia.



Zona B:

¿A quién toca hoy asesinar? ¿A un líder de Hamas o de Israel?. Los niños van siempre incluidos en el lote, sin importar el lado donde estén. Tan sólo a los políticos les está permitido tomarse la justicia por su mano, decidir quién debe morir sin sufrir las consecuencias. O eso creen.

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