Cogí al vuelo aquel aire
de redundante aroma, las flores huelen porque sí,
son los pulmones de una época barroca
o al menos las narices comprometidas con el paladar,
la vista y el oído para hacer que todo parezca una campiña
plantada de lavanda,
hoy hemos hablado de esos sueños húmedos
que a menudo viven despiertos en nosotros,
ellos huelen apenas a posibilidad
aunque se oculten tras la desnudez de lo imposible,
rozan tu piel ansiosa con su piel y te hacen creer,
o al menos tú lo crees, que esa lujuria aérea del olor
se ha transformado en carne, como el verbo,
y ahora vive mezclada con nosotros.
Zona B:
Mientras el pueblo "hebreo" no aparezca limpio del hematoma sionista, nadie con sentido crítico y equilibrado de la historia volverá a creer en él. Cualquier referencia al holocausto será un baldón para quien lo ejerce ahora con sus vecinos.
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