Amaneció aquel día
con la frescura franciscana de lo natural,
era aún primavera y a lo lejos, tras la corona de oro
que nimbaba el perfil de Asís, llovía mansamente,
en esa luz románica, ya casi gótica, flotaba un humo de tahona
y se horneaba el pan ácimo para auxiliar a los mendigos
que ejercían su oficio con señales de claro aburrimiento,
las historias de Giotto seguían ilustrando la pared,
pero en las calles se congelaba el tiempo y replicaba
ropajes y ademanes como un automatismo de reloj,
la indigna aparición de las gaviotas venidas de un lejano vertedero
y el chirrido glacial de los vencejos
no dejaban oír la florecilla que un ciego de verdad nos deshojaba
en un dialecto elemental que no se parecía al italiano.
Zona B:
Dejémonos de farsas y establezcamos un rígido control de suministro de armas al gobierno genocida de Israel. Kamala Harris tiene una oportunidad de mostrar el mundo la calidad de los demócratas: o guerra y negocio o paz y justicia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario