Se ha ido reduciendo
el espacio curvo donde solía respirar,
me he quedado aquí, acaso por pereza,
por la falsa promesa de comodidad de no hacer nada,
los ruidos se han ido alejando y a veces me sorprendo
imaginando una conversación,
las manos ejecutan sus tareas con autonomía de mi voluntad,
unas veces escriben, otras dibujan el breñal del mundo
sin omitir espinas, pero lo que mejor saben hacer
es entrenarse para luchar contra la artrosis
ejecutando escalas en el piano virtual de las estrías de la pana,
lo hacen ocultas en los bolsillos de los pantalones,
vergonzantes, tan pálidas y frías que parecen
los exvotos de cera que se cuelgan en las andas de algún santo.
Zona B:
Volverá a subir el nivel de ese que llaman el Mar Muerto; lo nutrirá un Jordán de lodo y sangre tras el huracán de destrucción que Israel ha puesto en marcha. Acaso un día la pequeña historia nos acerque el relato de aquel infame genocidio.
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