viernes, 8 de noviembre de 2024

Vas al monte, llevas el hacha como un arma para combatir el frío, únicamente piensas en la llama que vas a obtener de la madera, ahora mismo no hay árboles, sólo troncos o ramas señalados con pintura roja; acudirá el tractor con su remolque igual que el enterrador acude al toque de campana

 





He llegado a esta conclusión:

los dioses, que no existen, son los que conforman

el decálogo de nuestras frustraciones,

en cambio los que de verdad padecen nuestra devoción

son esos mismos que convertimos en imagen suya,

la única de dios, la que retoma el canon de la semejanza

y lo lleva a niveles tan altos que les hace parecer deidades

ataviadas con un halo de pervertida humanidad,

miradlo en el espejo.



Zona B:

Mirad, ha regresado. Se comparará consigo mismo y se hallará el mejor, el despiadado, el que vive en el fondo del espejo ahogándose en el fango de su imagen. Convertirá el planeta en un escabel para sus pezuñas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario