martes, 12 de noviembre de 2024

Fidel llevaba enfermo desde que nació, y puede que desde antes, cuando en la amniosis turbia empiezan a insinuarse los esbozos de la forma; un fallo inapreciable, la punta roma del carbón que diseñaba o el temblor en la mano del anciano al que nadie quería relevar en su labor de dibujante; fue a morirse en mitad del invierno cuando la tierra congelada dificulta trazar las líneas de una sepultura regular

 




Nadie sabe quién, pero alguien

ha anunciado con irritación el fin del tiempo, 

no es el reloj ni el subterfugio del cronómetro

que divide en dos el desarrollo de las batallas infantiles

en los campos de futbol, ahora llega la temporalidad, 

esa caverna en la que el tiempo mantenía la lozanía de su piel

con el aspecto saludable de un adolescente de mil años,

y hay que llenar de contenido el agujero

donde las horas bufan como enjambre de avispas enfadadas,

ya no vale saturar los muros grises de grafiti sin voz,

dejarlo todo a la impertinencia del espray

que trata de robarle espacio a su vecino,

las letras esquizoides no conocen el manantial del diccionario

y usan la pereza cromática del emoticono

como una antigüedad indumentaria

que pretende ocultar la piel desnuda.



Zona B:

La estrategia estaba clara, aunque nos negábamos a verla; ahora ya lo reivindican en voz alta desde el propio gobierno genocida: hay que anexionar Gaza y Cisjordania tras haber exterminado a sus legítimos habitantes. Y ¿por qué no? después le llegará el turno a Líbano y ¿a quién más? 

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