domingo, 10 de noviembre de 2024

Por aquel lado nos llegaba el sol marítimo, no el sol desnudo de los amaneceres de montaña sino el ataviado con los rigores de una moda semiurbana que ya empezaba a establecer distancias entre el desnudo primordial y las labores de una modista de la tierra, acostumbrada a sacar partido a los celajes de la niebla

 




Nunca quise remover el cieno 

con sabor a sal de la marisma,

sin embargo recuerdo que aprendí a montar en bici

en aquel lugar tan pindio donde las nubes resbalaban

hasta perderse en la vertiente sur de las montañas,

el latín estrecho de la declinación golpeaba

con sus nudillos torpes nuestra puerta,

poder hablar a dios así, tras la cortina del disfraz,

con resonancia de campana que dispersaba nubes,

mientras la hedonista religión de Horacio

nos incitaba a recoger manzanas

y a beber el tiempo como si fuera sidra

en un refectorio largo que ni siquiera hablaba castellano

sino el idioma tubular de los devotos de Perséfone.



Zona B:

Alguien promete acabar con la guerra, lo malo es que eso significa destruir por completo al adversario. Se acercan días difíciles para la verdadera paz.

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