viernes, 15 de abril de 2022

Con el crujido de la normalidad

 


Sé reconocer el ruido

que se alza con el sol de la marisma,

en los techos dormidos se reflejan

sobre teselas diminutas los graznidos

de las gaviotas grises, mezclándose

con algo de la luz quebrada de las olas,

me sabe a sal el aire, a yodo la humedad,

y a veces creo que al respirar mastico

el crujido de un caparazón de sepia

y me invade un regusto de blancura tan medicinal

que acaso ayude a liberar mis sueños

de pretensiones desmedidas.

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