A medida que el tiempo se va haciendo
un enfermo más de la familia
voy dejando de usar los arabescos
de la movilidad para mis nietas,
andar a pata coja, jugar al corro
y, sobre todo, quedarse sentadito
tras el estrambótico estribillo,
a la poesía
le hacen mucho daño los cristales
con cataratas de los años,
al ver tan mal de lejos se conforma
con recorrer a ciegas el camino
de la obviedad emborronando
la misma hoja de papel
con el mismo poema repetido.
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