Caminaba en sueños por una calle gris,
estaba solo, aunque a los lejos
se percibía el movimiento de figuras
semejantes a postes con un barniz de humanidad,
también las calles se perdían en soledad con el aspecto
de cintas trasportadoras de un material ausente,
sentí sed, frío en las manos y calor en la frente,
busqué un bar donde mirar al sol nocturno
a través del cristal, sin paredes que hicieran
incrementar la sensación de alerta,
y allí estaba, al final, haciendo esquina
la mejor soledad en el local de Hopper.
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