Regresa a casa,
después de un tiempo de sopor regresa a casa
y advierte que la masa temporal es densa
y resbaladiza, igual que los arbustos que se asoman
al arcén de la autopista,
no sabe ya a dónde mirar, lo ha visto todo,
y la raya blanca en el asfalto
le recuerda a los hipos que interrumpen de modo discontinuo
una conversación con trampa, tu hablando de los ecos
que han quedado abajo, las gaviotas, el arrastrarse de las olas
sobre la arena, el abrasivo roce de los huesos de jibia,
la blancura endurecida por el sol de los veleros
en medio del mar verde,
tiene hambre y sed, una botella de recuerdos,
una bolsa de sal y almendras, repostar, dormirse
sin cerrar los ojos soñando con Orfeo
y allá muy lejos, a la espalda, el recuerdo de Eurídice
dejando una rastro ingrávido en la arena.
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