sábado, 23 de abril de 2022

Mobiliario urbano

 


Se para en una esquina

y se dedica a contemplar el lujo

del aire entre las ramas, cómo hace llover

el exceso de flor, las ya maduras y arrugadas,

en el suelo

algo oscuro las agrupa y configura

milagros de ikebana horizontal,

una rama toca en el cristal llamando 

a la luz que duerme dentro,

cuéntame, le dice, cómo ves la calle desde ahí,

cómo imaginas

el olor del café que el bar abierto

esparce por la vecindad, sus luces

de cóctel proletario, su cansancio

de insomne faro de la noche,

las cosas hablan sin contar con él,

parado en una esquina, gemelo del dolor de las farolas,

tan inhumano, tan casual como eso que se nombra

como resignado mobiliario urbano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario