El semanero dijo:
hay un cementerio subido a las espaldas,
a nuestra costa avanza,
sube cuando subimos y cuando bajamos baja,
él nos recuerda
que el silencio preside la verdad:
se dice así, con mímica, con el miedo en los párpados
por lo que el exceso de palabras
pudiera poner de manifiesto,
los cipreses aman la soledad y en ella crece
la vida de los pájaros,
sólo a ellos se les permite el regocijo
de la primera luz de la mañana,
la reciben cantando, para que el soplo cálido
de su respiración pueda llegar hasta nosotros.
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