Ahora que el canal ya va por alto,
con el agua cabalgando los arcos de herradura
del acueducto, nos sentimos
huérfanos de afán, sin herramienta
para azuzar a algún vecino murmurador
o al que nocturnamente
desviaba nuestro derecho de aguas
por otros derroteros, ya no somos
la afanosa cuadrilla que soñaba
proyectos imposibles ni escuchamos
en la pausa para comer
el graznido civil del arrendajo entre la aulaga
hilvanando concordias,
no nos dimos cuenta de que el muro
alzado en curva tiene
virtud de anfiteatro y reproduce
la más ligera brisa con aullidos de huracán,
así que, atentos con lo que se rezonga
porque ahora la herramienta está ociosa y puede
combinar su función de conductora de agua
por la más aguerrida de la sangre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario