Cazar gorriones
e intentar amaestrarlos como si fueran periquitos,
por los cincuenta usábamos la excalibur de fresno
que igual servía para degollar leyendas
que para apañar la hierba ya segada,
en la escuela el maestro se excitaba con nuestro dolor
imaginando el pathos animal
encarcelado entre barrotes escolares, los alambres
de la libertad no coincidían con las rutas funámbulas
de un cielo contagiado de ferocidad, hablábamos la jerga
monódica del búho cuando los maquis se acercaban
por la noche a la perfidia de la luz que se escapaba de las casas
como la leche de las ubres de la vacas
sin jatos a los que amamantar,
qué importaban los pájaros si todos
volábamos un cielo con frontera, casi siempre nublado
y con señales de fuego irregular que ardía
sin aliviar la desazón de la intemperie.
Zona B:
Da miedo imaginar a Netanyahu saliendo al monte a buscar setas y verle de repente arrebatado ante un gran boletus que imita los fantasmas de Hiroshima y Nagasaki. Da miedo imaginar que tiene el campo libre para hacer lo que le plazca y nadie va a pedir que rinda cuentas. DA MIEDO ESE GOBIERNO GENOCIDA Y LA INDIFERENCIA DE ESE PUEBLO.
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