domingo, 13 de octubre de 2024

Ahora hasta es posible que la campana se espabile y empiece a repicar, que toque a fuego en medio de un diluvio vestido con ropajes otoñales; vendrá el olor a humo, la afilada columna que perfora el cielo como un bolígrafo floral asomado al jarrito de barro que reina encima de la mesa en la que escribo

 




Cazar gorriones 

e intentar amaestrarlos como si fueran periquitos,

por los cincuenta usábamos la excalibur de fresno

que igual servía para degollar leyendas 

que para apañar la hierba ya segada,

en la escuela el maestro se excitaba con nuestro dolor

imaginando el pathos animal 

encarcelado entre barrotes escolares, los alambres

de la libertad no coincidían con las rutas funámbulas

de un cielo contagiado de ferocidad, hablábamos la jerga 

monódica del búho cuando los maquis se acercaban

por la noche a la perfidia de la luz que se escapaba de las casas

como la leche de las ubres de la vacas

sin jatos a los que amamantar,

qué importaban los pájaros si todos

volábamos un cielo con frontera, casi siempre nublado

y con señales de fuego irregular que ardía

sin aliviar la desazón de la intemperie.



Zona B:

Da miedo imaginar a Netanyahu saliendo al monte a buscar setas y verle de repente arrebatado ante un gran boletus que imita los fantasmas de Hiroshima y Nagasaki. Da miedo imaginar que tiene el campo libre para hacer lo que le plazca y nadie va a pedir que rinda cuentas. DA MIEDO ESE GOBIERNO GENOCIDA Y LA INDIFERENCIA DE ESE PUEBLO.




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