Un rostro hermoso
reflejado en el reloj de arena, su ampolleta
compite con el brillo de los ojos, le amenaza
con la temporalidad, sabe que acabará sufriendo
la toxina simbólica del tiempo, no hay veneno
como el pensamiento entretenido en indagar
lo que el dedo señala convertido en aguja de reloj,
en qué se apoyará el mentón, y los cabellos
a qué imitarán cayendo, será una arena temporal
o una vanitas pintada sobre el reflejo de un collar de perlas?
Zona B:
Ojalá algún judío trasplantado a Israel desde Argentina pueda analizar la fobia que Netanyahu siente por las escuelas y le encuentre remedio. ¿El síndrome de Herodes tal vez?
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