viernes, 4 de octubre de 2024

Contemplaba el disfraz con que acostumbra a presentarse la pobreza, el terciopelo sucio de la pelusilla debajo de los muebles, en los rincones con arañas donde la luz arroja con desprecio la caridad de unas monedas; valoraba la quietud de las escobas resignadas al orden funeral de los ahorcados y siempre acababa preguntándose para qué servía mantener en orden a un ejército de piedra, entrenado sólo para ejercer de polo opuesto

 





Un rostro hermoso

reflejado en el reloj de arena, su ampolleta

compite con el brillo de los ojos, le amenaza

con la temporalidad, sabe que acabará sufriendo

la toxina simbólica del tiempo, no hay veneno

como el pensamiento entretenido en indagar

lo que el dedo señala convertido en aguja de reloj,

en qué se apoyará el mentón, y los cabellos 

a qué imitarán cayendo, será una arena temporal

o una vanitas pintada sobre el reflejo de un collar de perlas?



Zona B:

Ojalá algún judío trasplantado a Israel desde Argentina pueda analizar la fobia que Netanyahu siente por las escuelas y le encuentre remedio. ¿El síndrome de Herodes tal vez?



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