miércoles, 30 de octubre de 2024

Sobre el bancal de la piscifactoría romana soplaba siempre un viento convectivo del que las gaviotas se colgaban para tener mejor visión del territorio; de tal manera que quedaban a la altura de la vereda que comunicaba las aldeas; algunos preferían el paso a pie de playa, expuesto al oleaje, antes que afrontar la inmóvil amenaza de aquellos ojos

 




Antes de salir al mar detuvo el tiempo

y congeló el vasar donde anidaba su pajarería líquida,

almacenó cecina y agua para una larga travesía,

las galletas saladas como remedio contra la ansiedad

y un sedal de hilo de araña que imitaba el verde de las olas

para pasar la noches al acecho de las estrellas submarinas,

como único motor llevaba una pala de gamo

amarrada a babor con unas tiras del neopreno anfibio

con que se viste el tiburón de Hawkins cuando sale a cazar,

él nunca regresó pero ese tiempo cartilaginoso

que mantuvo sin corromperse muchos años

sigue hablando de su aventura equinoccial,

el viaje eterno de un Odiseo solitario.



Zona B:

Cuando hablamos de exterminio o genocidio usamos esos términos como metáfora o el símil de algo que nos es difícil expresar, pero es real, alguien está acabando con un pueblo de forma calculada y sistemática, con el vaivén de bombardeos, hoy aquí, mañana allá y siempre en todas partes, hasta que el territorio esté vacío - es decir, lleno de cadáveres- para disponer de él sin restricciones.

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