Hallo ahora algún motivo
para añorar aquellos días de combustión sin llama,
así era el aprendizaje de los druidas
para un futuro más civilizado, niños destocados
sin nada que ocultar en la cabeza, simples arbustos
sometidos al hacha y a la tonsura monacal,
lucíamos la cálida ignorancia de los desheredados
que se mueren de frío mientras buscan
leña para el fuego del altar y aprenden a vivir
viendo parir en los otoños a las ovejas y a las cabras
con el estricto diccionario de la imaginación
supliendo deficiencias,
casi nunca quería salir a la pizarra
aunque me sobraran argumentos para llenar de signos
aquel espacio saturnal, me daba miedo
hundir mis manos temblorosas en aquella boca negra,
pero una vez traspasadas las fauces
podías encontrarte con el resplandor menudo
de unos pendientes de botón que iban delante
iluminándote el camino.
Zona B:
Cada día una masacre. El resto del mundo lo contempla con indiferencia. O ¿es miedo a pisar la mina en que se ha convertido ese estado ficticio al que sólo apoyan el dinero y la ambición?
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