jueves, 31 de octubre de 2024

Regresaba siempre allí, a intentar llorar con la constante ayuda del sonido del agua; allí, bajo la bóveda del ojo principal, mirando los reflejos que bailaban, la indolencia de lo que fluye sin asumir responsabilidad, liberado de culpa aunque no de pesar o de remordimiento, que los cantos rodados al menos por fuera sí se mojan

 




La niebla se levanta y deja

un escenario incómodo a la vista,

hay una mujer que da la teta a una criatura

mientras remueve con un palo

la sangre oscura del cochino que acaban de matar,

hay un discurso breve y corre de mano en mano 

la botella de orujo, huele a piel chamuscada,

usan paja de centeno para quemar las cerdas,

ingenua piel rosada de quien vivió desnudo y supo

sobrevolar la suciedad igual que la ceniza

tras el baldeo del incendio,

de corazón a corazón decidme: quién lo hace mejor

que el buhonero que va de pueblo en pueblo contratando

su afición de sangrador, sus oraciones celtas

mientras ata las patas delanteras del animal

y busca el natural hoyuelo que coincide con la yugular

donde la sangre sube a ensayar sus aleluyas,

abonado en especie, la barbada, la punta de una oreja

y los riñones o las criadillas dependiendo del sexo del marrano. 



Zona B:

Quousque tandem abutere, Netanyahu, patientia nostra? La ONU, la UE, la naturaleza lógica de nuestra especie -o no-, algo, alguien, alguna vez reaccionará a esta barbarie que estamos incubando como huevos de serpiente? Que regrese Shakespeare y ponga en un nuevo aprieto al usurero Shylock, usando únicamente el filo de la justicia.

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