Qué bueno reparar en esa huella,
una pisada más tenaz en un suelo ya seco
y bendecido por una primordial fosilidad,
tal vez un cuerpo descargó aquí su peso y se detuvo
un breve instante, el tiempo suficiente
para despertar la vena dúctil en una tierra hostil
o torpe o doblemente derrotada
por los del norte y los del sur,
se supone una lanza en paralelo a su vertical,
se apoyó en ese hueco, al lado izquierdo,
a contrapié de su descanso y algo confuso sucedió,
ahora debo redactar un informe, tomo nota
de un dolor ya apagado. su postura -doy por hecho
que debajo me observan unos huesos
todavía en posición de coyuntura-,
presumo que un soldado abandonó el abrigo
de la formación o fue presa del pánico y no pudo
utilizar los fundamentos de su periodo de instrucción,
señalo con jalones el terreno y abandono el lugar,
hay docenas de huellas similares, como si fuera un huerto
donde se cultivan esqueletos.
Zona B:
Sólo nos faltaba que ahora llegara el coro de babosos esclareciendo los orígenes turbios y sangrientos del genocida Netanyahu. Como si él necesitara unos motivos para asesinar y destruir la huella del pueblo palestino.
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