sábado, 5 de octubre de 2024

Me entretengo mirando y comparando los atuendos de cada día laboral, la aspereza de un tejido aún con apresto de los lunes, la resignada furia de guardapolvos de los martes, los miércoles de lana brava o el alisado de los jueves ya curvados en el tajo, la claridad de sarga de un delantal de viernes o el desnudo total para los sábados que mira hacia el domingo sin decidirse por ninguna oferta indumentaria

 




Qué bueno reparar en esa huella,

una pisada más tenaz en un suelo ya seco

y bendecido por una primordial fosilidad,

tal vez un cuerpo descargó aquí su peso y se detuvo

un breve instante, el tiempo suficiente

para despertar la vena dúctil en una tierra hostil

o torpe o doblemente derrotada

por los del norte y los del sur, 

se supone una lanza en paralelo a su vertical,

se apoyó en ese hueco, al lado izquierdo,

a contrapié de su descanso y algo confuso sucedió,

ahora debo redactar un informe, tomo nota

de un dolor ya apagado. su postura -doy por hecho

que debajo me observan unos huesos

todavía en posición de coyuntura-,

presumo que un soldado abandonó el abrigo

de la formación o fue presa del pánico y no pudo

utilizar los fundamentos de su periodo de instrucción,

señalo con jalones el terreno y abandono el lugar, 

hay docenas de huellas similares, como si fuera un huerto

donde se cultivan esqueletos.



Zona B:

Sólo nos faltaba que ahora llegara el coro de babosos esclareciendo los orígenes turbios y sangrientos del genocida Netanyahu. Como si él necesitara unos motivos para asesinar y destruir la huella del pueblo palestino.


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