Ya no llega el papel
con la fatiga del correo desahuciado en el triaje hospitalario,
leo con lentitud de viejo suspicaz,
a cada paso vuelvo atrás sabiendo
que al final me colarán noticias falsas,
cualquier gorrión te canta ahora con voz de ruiseñor,
y aunque suelo mirar por la ventana no percibo en el cielo
esos colores del apocalipsis que a diario nos anuncian
ni veo otro disfraz que el de algún lobo vestido de cordero
-también ellos suelen celebrar la Navidad-,
la comparación es siempre odiosa, dicen, nada
es tan real como lo que tú mismo imaginas partiendo desde aquí,
vuelvo al papel y palpo con las yemas temblonas
la columna que crece con la jabonosa espuma de la adulación,
y aspiro con mi nariz involuntaria el acre olor a vómito
o los regüeldos de digestiones abortadas por el exceso de acidez,
(antes se usaban los periódicos
para envolver el bocadillo y nadie sucumbía
por los efluvios venenosos de la tinta,
ahora la toxina es digital).
Zona B:
No vendría mal un cambio de perspectiva en Israel, donde un tirano disfrazado de demócrata se vale de la guerra para mantenerse en el poder. Acaso una figura femenina, que usara la leyenda de Débora para acabar con el conflicto y hacer viables dos estados sometidos al Derecho.
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