Sigue llegándome el olor a estiércol
domesticado por la escarcha en los parterres del jardín,
la vejez de las rosas tiritando como la estrella de la tarde,
tuve momentos de quietud, el aroma almizclado
de origen animal se unía al del tabaco o la marihuana,
poniendo un aguijón esdrújulo a los pensamientos, algo
que no se puede formular con las palabras
inoculadas ya de primavera,
entonces era el tiempo de la contemplación, en el vacío,
en la distancia, como colgando de la plata curva de la luna,
atento a los augurios de un horóscopo
escrito en el envés algodonoso de una hoja de acanto,
era suave la noche, recordaba a un final de novela
en los arrabales tibios de una década
a comienzos de un siglo belicoso.
Zona B:
Que nadie se engañe, Israel se está ganando a pulso el rechazo -¿odio?- de la gente de paz. Sistemáticamente bombardea hospitales, lugares de refugio, vehículos de prensa, produciendo decenas de víctimas, muchas de ellas niños. Todo lo que se mueve fuera del territorio contralado por su ejército es un objetivo a destruir. ¿Es así como esperan reconquistar nuestro respeto?
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