Se disipa en el aire el olor a guano
con que los pájaros han ido decorando el acantilado,
suena el griterío de su festival
mezclado con el bramido de las olas,
tradúceme ese ruido, hazme saber con esa música
qué quieren decir los dioses submarinos,
¿es lo que propaga el trueno
que rueda hasta el principio de la arena seca?
aquí comienzan a crecer las plantas suculentas,
la simetría inmóvil de las siemprevivas y las uvas de perro,
lejos del agua, atentas a la letanía de esa voz,
recuerda el merodeo en torno el muro del penal,
el misericordioso miedo que acunabas
burlando el vidrio vigilante de las garitas,
que no haya líneas rectas para el disparo de fusil,
al otro lado brota el canto seco de los condenados
repitiendo un número como si fuera un nombre,
dos veces al día, cuando sale el sol
y cuando llega la tiniebla colgando nanas de hormigón
en los barrotes de la celda.
Zona B:
Evitar las adhesiones a causas partidistas, salvo al compromiso con la humanidad, ni judíos ni cristianos ni musulmanes, sólo personas, sin el estigma de la religión que considera un enemigo a todo aquel que no coincide en la creencia.
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