Hubo un tiempo de luces
en que la oscuridad sólo ocurría a partir de las diez
cuando la fábrica de luz agotaba el caudal de sus turbinas,
entonces
bajábamos los dos con el candil contando los peldaños
con el calor para los pies guardado en una bolsa,
de ella salían además los cuentos del consuelo,
un barandal contra el abismo de las pesadillas,
años después sigue colgada de un clavo en la pared
como haciendo las guardias contra los fríos del invierno
a la vez que vigila el ventanuco de la luz
para que no permita regresar al miedo
que tiempo atrás compartió esta cama.
Zona B:
Sentí un profundo malestar al ver cómo repiten la programación de ese cinta sionista que glorifica a una amalgama étnico-religiosa para justificar el latrocinio histórico al pueblo palestino.
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