lunes, 30 de diciembre de 2024

Lo último no es lo que el tiempo sobrepone a nuestra pregunta más reciente sino lo que se pega con perfidia de roña a las paredes interiores; eso es lo que siempre sale a flote, contraviniendo leyes físicas y voluntades en declive; eso, lo que permanece en el recuerdo con el disfraz del ahora mismo acaba convirtiéndose en el sucio resultado de la distorsión

 




Tanto silencio para cruzar la calle

con esa desolada prisa que sobreentiende los saludos,

tú estabas allí, caído, o más bien tirado,

como recado de cocina satisfecho ya,

apenas te miré, no quise verte como un escombro de riada,

eras tan sólo una basura reciclable a la que probablemente 

nadie va a reciclar, seguí adelante,

pero tu imagen me seguía con gemidos de perro mendicante

a la espera de un simpático desdén,

al final volví atrás, busqué en la acera y allí seguías tú,

un papel humillado por la lluvia, escrito a lápiz

por ambas caras, como el que yo suelo emplear para que nazca

el infinito verso que cada día viene a asomarse a la ventana.



Zona B:

Nunca imaginé que los seguidores de leyendas que dan un peso singular a la justicia (cuentan con un libro titulado "Jueces") acabaran doblegando a voluntad unos mandatos que se suponen emanados de la divinidad. Toda la Torá pasada por las armas. Cosas veredes, amigo Sancho.

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